Las golondrinas amarillas 1999


Tengo Alas

Desperté
en el vientre de los sueños.
La noche enredadera
oculto mis cabellos
perfume de lluvia.

El amanecer
entregó su corazón al sol.
Sollocé,
mi cuerpo delfín saboreó mieles.

La luna recostó en mis senos
su canto azul.
Amarré
espacios ocultos.

Me besó el rocío
descalzo de caricias.
Una golondrina
unió mi ovulo y tu esperma.
Mareas. Constelaciones.

Sin tiempo,
en su justo tiempo
fui estación.


Tempestad del Milenio

Este río sin peces traerá
sabores, poemas,
aromos.
La niebla sin caricia
muere al costado del insomnio.
Alcanzo lo inalcanzable,
risas ancianas
crepúsculos místicos
el rondar sustancioso
indestructible de la vida.
En este interminable laberinto
asciendo
y
desciendo
por escaleras sin peldaños.
En esta diversidad
ideas deshilvanadashil van
ancaminos imaginarios
para llegar en forma recta
al fondo de la tierra.


Concierto en A-B-C


Bañé
entre aullidos de loba
resabios
de mujer herida

De nada valió
apretar la desilusión
contra la metralla oscura
del reproche.


Deposité el rencor
entre
tu adolescencia
y mi madurez.


Haremos espacio
para entrar
al silencio del pulso.
Oculto,
tras el hilo de la vida.
Olvidé
desmigajar el calendario,
para poder grabar
la risa melancólica
del día,
en los naipes violentos
del fracaso.

Luciré las preguntas
más absurdas,
para que tú
camines
delantede
tu propia sombra.
Entonces,
preguntaré a tu sombra
lo que no me atrevo
a preguntarle a mi memoria.

Una vez...
la espalda di a los sueños
que fragmentaron la hiedra
y su alarido.
La frescura del estanque
en nochebuena.
Las razones del presente
y del pasado.
La armonía del cielo y de la Tierra.
Volví a buscarlos,
encontré
una hebra de plata, otra de estaño.